Lo que imaginé bastante lejos, hoy es tan real como un dolor de muelas. Imaginé que estaría con ustedes un largo trayecto, pero no fue así. No estoy diciendo que me marcho de la blogósfera, pero sí tomaré un largo descanso. En realidad, descanso no sería la palabra, sino pausa. Mis obligaciones académicas y asuntos familiares me impiden muchas veces seguir como desearía a mis lectores y darle las respuestas apropiadas entre una entrada y otra. Asimismo, devolverles una visita de vez en cuando para nutrir los comentarios.
Sin embargo, repito, esto no significa un adiós. Estaré de vuelta en un par de meses tal vez; les contaré los detalles de final y defensa de la tesis de postgrado de literatura; los pormenores de mi nueva carrera como administrador de empresas y algunos proyectitos que tengo preparados para el próximo año.
Antes de darle un punto y aparte al blog, Escritos rotos estará abierto hasta el día 18 de diciembre, fecha en que estaré cerrándola al público para reabrirlo posteriormente con una nueva versión. La fecha es tentativa, pues imagino que para esos días estaré un poco más desahogado. Cualquier asunto pendiente, lo estaré publicando con anticipación. Disculpen la formalidad de la entrada, pero ustedes son importantes y su tiempo invertido en leer mis tonterías también debo recompensarlo. Hasta pronto.-